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Aleluya ha entrevistado a la directora general del ‘Instituto Secular Operarias Parroquiales Magdalena Aulina’, Pina Milana, para conocer en qué punto se encuentra el proceso
La figura de Magdalena Aulina Saurina es digna de estudio. Catalana nacida en Bañolas en 1897, fue una mujer adelantada a su tiempo. Defensora de los derechos de la mujer, consideraba que las chicas debían recibir una educación integral para contribuir al cambio social. Para ello, impulsó en su pueblo de origen el Patronato de Obreras donde, además de enseñarles a leer y escribir, les proporcionaba formación sobre mecanografía o tareas domésticas.
Pero su gran obra llegaría más adelante, cuando impulsó la secularidad consagrada (lo que actualmente se conoce como instituto de vida consagrada), es decir, personas que tienen la posibilidad de consagrarse a Dios sin necesidad de vestir un hábito ni ingresar en un convento.
Aquella iniciativa contó con la férrea oposición del Obispado de Gerona, diócesis a la que pertenecía esta religiosa, ya que no formaba parte de los cánones del catolicismo en aquellos años. Una oposición que pudo costarle a Magdalena Aulina su expulsión de la Iglesia. Por ello, se vio obligada a marcharse a Navarra para continuar su obra.
64 años después de su muerte, la figura de Magdalena Aulina continúa en proceso de beatificación, iniciado el 27 de octubre de 2006. La directora general del ‘Instituto Secular Operarias Parroquiales Magdalena Aulina’, Pina Milana, se encuentra en Roma para seguir de cerca este proceso de beatificación que impulsa con la ayuda del benedictino Alfredo Simón, monje que fue nombrado por el Papa Benedicto XVI relator de la Congregación para las Causas de los Santos.
Aleluya ha tenido la oportunidad de contactar con Pina Milana para ahondar más en la figura de esta religiosa adelantada a su tiempo.
¿Cuál fue el papel de Magdalena Aulina Saurina en la Iglesia en la España de primera mitad del siglo XX?
Fue una mujer escogida por Dios. La definiría como una mujer profética en su tiempo, puesto que entendió lo que era la secularidad consagrada, lo que en 1947 serían los institutos seculares.
También entendió muy bien el sacramento del Bautismo, que nos hace a todos ser hijos de Dios y, por tanto, herederos llamados a la santidad como Dios nuestro Padre Santo. El profetismo de Magdalena ya entrevé la llamada universal a la santidad que dirá el Concilio Vaticano II y últimamente proclama el Papa Francisco. Vale la pena por tanto que España redescubra a esta mujer que, para nosotras, es santa y esperamos que la Iglesia lo diga pronto.
Fue una mujer de salud débil, pero a la vez muy fuerte, porque estuvo a punto de fallecer joven a causa de un problema cardíaco. Se dice que su recuperación se debió a la intercesión de la santa Gemma Galgani… ¿Por qué era Doña Magdalena devota de esta santa?
Gemma Galgani es una santa italiana, cuya vida Magdalena leyó y se dejó guiar por ella, porque se santificó en una familia. Gemma Galgani quedó huérfana cuando era niña y, al tener poca salud, no pudo entrar en una congregación religiosa. Por ello, se santificó en una familia numerosa, donde trabajaba como lo que hoy se conoce como babysitter.
Magdalena vio en ella precisamente lo que quería hacer. Unas personas consagradas a Dios sin vestir un hábito, sin entrar en un convento. Gemma era su modelo. De hecho, Magdalena estuvo a punto de morir varias veces y salió adelante por intercesión de Gemma.
Magdalena era una mujer muy preocupada por la infancia… de hecho, en la década de los años veinte fundó en Bañolas el Patronato de Obreras para formar a las niñas en valores humanos y cristianos… ¿Aquello fue porque Doña Magdalena no pudo ir a la escuela y no quería que a las futuras generaciones les ocurriera lo mismo?
Fue a la escuela, pero básica. Ella fue de las primeras mujeres pedagogas que entendía lo que era una formación integral. En Bañolas abrió una escuela para enseñar a leer y escribir, pero también impulsó talleres de mecánica y labores domésticas para las chicas. Quería una formación integral de la persona porque pensaba que, si junto a la formación integral había otra cultural y religiosa, la sociedad mejoraría. Tenía un gran carisma.
Acciones de este tipo ponen de manifiesto que Doña Magdalena fue una firme defensora del papel de la mujer en la sociedad…
Sí, por ello le vino aquella incomprensión.
Precisamente hablamos de esta incomprensión… ¿Cuáles fueron los problemas que mantuvo Doña Magdalena con el obispado de Gerona? El 3 de agosto de 1939, el obispo prohibió la comunidad de mujeres de Doña Magdalena Aulina y les prohibió los sacramentos tanto a ella como a todos sus fieles…
Esto viene porque los institutos seculares no estaban en los cánones de la Iglesia y, el Obispo de Gerona, Mons. José Cartañá, era precisamente un canonista, por lo que o estabas dentro del canon o fuera de la Iglesia. Además, era una mujer sola. Siempre hemos visto fundadores hombres que eran curas, obispos… pero si eran fundadoras, tenían que ir acompañadas por curas y obispos. Magdalena estaba sola en aquellos años donde la mujer no podía ni hablar, por lo que el obispo esto no lo podía entender.
Mons. Cartañá le dijo que tenía que ponerse un hábito para entrar en una congregación o no la aceptaba. Pero Magdalena le contestó que no era lo que Dios le inspiraba. Por eso, el obispo prohibió los sacramentos tanto a Magdalena como a sus seguidores.
Por eso en 1941 Doña Magdalena se tuvo que trasladar con su instituto a Navarra para continuar con su actividad de apostolado y catequesis para los más necesitados. Allí creó la Pía Unión de Señoritas Operarias Parroquiales. ¿Qué supuso aquello?
Aquello fue porque por suerte, durante la Guerra Civil Española, el obispo de Pamplona, Mons. Marcelino Olaechea, tuvo escondido al obispo de Gerona, a Cartañá. Por un hecho singular, murió uno de los seguidores de Magdalena, y cuando le fueron a enterrar, el cementerio y la iglesia estaban cerrados. Este señor fallecido era un gran abogado de Barcelona y amigo del obispo de Pamplona. Aquello fue la chispa por el que se puso en marcha la defensa de Magdalena.
El obispo de Pamplona contribuyó junto al nuncio de España a que se aclarara la situación entre Magdalena Aulina y el obispo Cartañá. Cuando todo se arregló, el obispo de Pamplona aconsejó no obstante a Magdalena que permaneciera en Navarra para continuar con su obra. Y fue allí donde empezó su proyecto con los institutos seculares. Luego, se abrieron estas casas en Roma y en Francia. Es decir, Magdalena murió sin que el instituto secular fuese reconocido aún por la Iglesia, pero al menos ya se extendió en España, Italia y Francia.
Ahora se trabaja en la Causa de Beatificación y Canonización de Magdalena Aulina Saurina. ¿Cómo va el proceso?
El proceso ha tenido varias vicisitudes, pero gracias a Dios, con el padre Alfredo Simón en Madrid, que ha trabajado mucho, hemos podido terminar la positio que ha sido corregida y estamos a punto de entregarla a la comisión de los consultores del Vaticano para que nos confirmen que el proceso esté bien y sea declarada Venerable y, luego, beata.
¿Qué milagro presentarán de Magdalena para la beatificación?
Milagros hay varios, tanto en vida como ya muerta. El que presentaremos es el de una persona que sufrió una pancreatitis aguda en tres ocasiones y estuvo a punto de morir, pero que ahora no tiene ninguna secuela. Tanto el paciente como su familia se encomendaron a Magdalena. Este caso lo han examinado varios médicos de diferentes hospitales y todos coinciden en que nadie después de tres pancreatitis fortísimas queda sin secuelas. Es el milagro que queremos llevar para la beatificación. Para la canonización presentaremos un segundo milagro, esperemos que más reciente. Poco a poco.