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10 de octubre de 20201ª semana de adviento: Arriésgate a abrir los ojos
2 de diciembre de 2020El pasado día 22 de noviembre, Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, se clausuró el Año Jubilar de D. Ángel Riesco con la celebración de la Santa Misa en acción de gracias presidida por D. Jesús Fernández, obispo de Astorga.
Antes de esta fecha estaba previsto que Mons. Francisco Cerro impartiera una conferencia sobre D. Ángel, pero tuvo que ser suspendida, y a pesar de eso quiso acompañarnos en este día.
Antes de la celebración, Mons. Francisco Cerro hizo una breve visita a los miembros del Instituto Secular Misioneras Apostólicas de la Caridad en Ciudad Misioneras, casa central del Instituto, encuentro del que disfrutaron, recordando con cariño las tandas de ejercicios que les había dirigido en años pasados.
La Santa Misa fue concelebrada por cuatro obispos y veinte sacerdotes. Tuvo lugar en la parroquia de Santa María de La Bañeza que se fue llenando de fieles según las medidas de seguridad sanitarias a causa de la pandemia. A lo largo de toda la celebración se sentía el recogimiento y el cariño con los que estaban participando todos los asistentes.
La Directora General de las Misioneras Apostólicas de la Caridad, Emilia Estévez, después de la bienvenida agradeció la asistencia de todos y los que hicieron posible este acto.
Mons. Francisco Cerro resumió la conferencia que no había podido impartir previamente en tres puntos: La vida del obispo Mons. Ángel Riesco, bajo la vivencia de tres salmos.
- «Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos altaneros…», D. Ángel, que no buscó nunca brillar, que amó e hizo amar a Cristo. Pastor con olor a Cristo.
- «El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar», etapa de sufrimiento, sin quejas ni amarguras. Pastor con olor a Iglesia.
- «Bendigo al Señor en todo momento…si el afligido invoca al Señor, él lo escucha». Abriendo la consagración a la limitación y a la pobreza en sus Misioneras. Pastor con olor a oveja. Y para terminar diciendo «gustad y ved qué bueno es el Señor».
Para las Misioneras, la fiesta de Cristo Rey es el resumen de todas sus aspiraciones, ¡qué la Caridad de Cristo reine en el mundo!.
También D. Ángel, como lema episcopal eligió «Caritas Christi urget nos». Por eso se eligió la fiesta de Cristo Rey para celebrar y dar gracias a Dios porque la Iglesia había reconocido sus virtudes heroicas y lo declaró Venerable el 5 de julio del 2019.
En este 2020, llegamos al final del Año Jubilar que la Penitenciaría Apostólica nos concedió celebrar y, como D. Ángel nunca buscó brillar, también en esta ocasión las gracias del Año jubilar están escondidas y sólo visibles a los ojos de Dios.
Ante el coronavirus, D. Ángel repetiría «¡no son las cosas, no son las personas, no son los acontecimientos…. es el Señor!».
Esta celebración ha sido un impulso más para renovarnos en nuestro seguimiento al Señor, al estilo de D. Ángel.
Las palabras de Mons. Francisco Cerro y de nuestro obispo D. Jesús Fernández avivan en nosotros el deseo de que sean realidad en nuestra vida de cristianos y misioneras cada día más: el ejemplo de D. Ángel nos estimula.
Al final nos decía nuestro obispo D. Jesús Fernández que daba gracias por nuestro testimonio de fe y amor, de servicio a la Iglesia y a la sociedad. «Sé de vuestros sueños que no son las riquezas, el prestigio ni la vida fácil y cómoda sino la fidelidad a vuestra consagración y el aumento de vocaciones a la vida consagrada. Pero no lo olvidéis, en este invierno vocacional, lo importante es conservar la esencia del evangelio, vivir vuestra vocación en la fe, la esperanza y el amor. Que el ejemplo de las virtudes de D. Ángel, que la Iglesia nos pone delante, sean puente para llevarnos hacia Dios».
Es también un deseo para todos los Institutos Seculares que vivimos en el mundo: dar un testimonio de fe, esperanza y amor en la Iglesia y en la sociedad.
Video de la celebración
Conferencia grabada de Mons. Francisco Cerro