Antonio Bravo
JORNADA DE FORMACIÓN Y CONVIVENCIA MADRID, 25 DE JUNIO DE 2016
La recepción del Concilio Vaticano II prosigue su camino y nos interpela a todos. Hoy, en estas reflexiones, centraré mi atención en dos cuestiones: La primera puede formu- larse de la manera siguiente: ¿Por qué el Concilio Vaticano II, que sólo se ocupó de los Institutos Seculares como de pasada, con el nuevo rumbo que imprimió a las relaciones de la Iglesia con el mundo secular, constituye un real estímulo para ellos?