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El 2 de octubre de 2025, el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) y la Escuela Regina Apostolorum (ERA) en Madrid inauguraron el curso académico con una jornada cargada de espiritualidad, reflexión y mirada profética. La celebración combinó la solemnidad de la Eucaristía con un acto académico denso en contenido teológico y llamadas al compromiso.
Eucaristía como fundamento del acto
La ceremonia litúrgica tuvo lugar en el Santuario del Corazón de María, en la calle Ferraz de Madrid, y fue presidida por el P. Adolfo Lamata, superior mayor de los Claretianos de la provincia de Santiago.
Entre los asistentes destacaron autoridades eclesiales y del mundo consagrado: Aurelio Cayón Díaz (vicario de la Vida Consagrada de la archidiócesis de Madrid), Gonzalo Fernández Sanz (director de Publicaciones Claretianas), Jesús Miguel Zamora (secretario general de la CONFER) y Carolina Sánchez (presidenta de CEDIS).
Durante la homilía, el P. Lamata evocó la imagen del tronco aparentemente seco del profeta Isaías (Is 11,1) para invitar a los consagrados a reconocer que “desde lo humilde y profundo” debe brotar la vida interior. Subrayó que la formación no es un simple trámite, sino un espacio vital donde el Espíritu actúa. También advirtió los retos de la contemporaneidad —como la velocidad mediática, la presión de las imágenes y la inmediatez— y exhortó a los religiosos a cultivar profundidad, discernimiento y justicia en medio del mundo.
Asimismo, insistió en la necesidad de cuidar un equilibrio frente a los avances tecnológicos —particularmente la inteligencia artificial—, para que estos no reemplacen el pensamiento crítico ni la autonomía de juicio.
El acto académico: reflexionar la vida consagrada en tiempos de cambio
Tras la misa, el acto académico se dio en el salón de actos del ITVR. Abrió la sesión el P. Lamata, quien leyó un mensaje del P. General de los Misioneros Claretianos, Mathew Vattamattam, que subrayaba la continuidad del compromiso claretiano con la vida consagrada mediante acompañamiento espiritual, reflexión doctrinal y asesoramiento jurídico.
En su discurso de bienvenida, el director del instituto, P. Antonio Bellella, apeló a una metáfora informática: el instituto “se reinicia, se reconfigura, instala programas nuevos y revisa el sistema” para servir mejor a los consagrados.
A continuación, dio paso a la lección inaugural dictada por Román Ángel Pardo Manrique, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Su ponencia llevó por título Las encrucijadas que el mundo actual presenta a la ética teológica: glosas a la excelencia de la vida religiosa.
Pardo Manrique partió de una advertencia: estamos ya inmersos en un cambio de época, y la vida consagrada no puede aislarse de esa realidad. Hizo un diagnóstico del mundo contemporáneo a partir de categorías como “sociedad líquida” (Bauman), “sociedad de la decepción” (Lipovetsky) o “sociedad del cansancio” (Byung-Chul Han). En medio de esta complejidad, propuso que los religiosos sean “centinelas en constante estado de excepción”: testigos del don de sí mismos, capaces de ofrecer aquello que no se puede comprar.
El ponente reclamó que la vida consagrada dé testimonio de cuatro principios de la Doctrina Social de la Iglesia —los mismos que el papa Francisco ha subrayado— como clave para la unidad en la diversidad. Estos principios son:
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El tiempo es superior al espacio (priorizar lo esencial sobre lo inmediato)
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La unidad frente al conflicto (ser comunidad más allá de las divisiones)
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La realidad es más importante que la idea (encarnar la fe en lo concreto)
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El todo es mayor que la parte (mirar más allá del propio grupo o institución)
Durante su exposición, detectó cuatro grandes “límites éticos” que desafían a la vida religiosa hoy:
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la tensión entre la verdad y la fragmentación de valores,
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los desafíos antropológicos (individualidad frente a comunión),
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los retos en bioética y biopolítica (IA, ideologías de género, migración),
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y la urgencia de colocar a Dios en el centro de la praxis moral.
Como última exhortación, recordó la invitación paulina a vivir los valores razonables, validados por la fe, con generosidad y silencio, de modo que el testimonio atraiga preguntas: “¿Por qué vivís así? – Porque es obra del Señor.”
Memoria del curso anterior y proyección para el 2025-2026
Tras la ponencia se leyó la memoria del curso anterior, a cargo de Laura Zamora, secretaria académica. En ella se destacó la intensísima actividad formativa del ITVR y la ERA: más de 1.500 consagrados participaron en cursos, seminarios y conferencias, tanto en modalidad presencial como online. La biblioteca del instituto alcanzó ya más de 71.000 títulos y cerca de 20.000 volúmenes de revistas especializadas.
El cierre del acto correspondió nuevamente al P. Bellella, quien animó a asumir este nuevo curso como un “voto de confianza”, una propuesta analítica y cordial para pensar la teología de la vida consagrada, con audacia, serenidad y fidelidad. Reafirmó tres líneas que marcarán la labor institucional: caminar al ritmo de la Iglesia universal, atender a la diversidad de vocaciones y enfrentar retos concretos en las comunidades religiosas.